lunes, 9 de abril de 2012

Estoy curada, a medias

En febrero del año pasado, me dije que ya no podía ser, que tenía que parar de hacer esto tan dañino y estúpido. Googlié sobre el tema, como nunca: "tricotilomanía cura", "psicología tricotilomanía", "rehabilitación tricotilomanía", "ayuda tricotilomanía", "tricotilomanía tratamiento", etc. ¿Qué creen? No encontré nada, sólo muchos blogs que hablaban del tema y mucha, mucha gente que pedía ayuda desesperadamente.
Se los digo, no tengo la solución definitiva, no soy psicóloga -soy periodista, ya les conté-, pero ese día encontré un estudio que fue una verdadera revelación, un texto que describía como un sujeto había pasado por diferentes etapas para curar su extraña adicción a jalar y comerse su propio pelo. Y lo logró.
Me dije, si un tipo pudo hacerlo, ¿por qué yo no? Y lo hice, pero más o menos. Es decir, ya llevo un año y medio sin arrancarme un pelo, pero he compensado esa acción por otra: me toco el pelo todo el día. Como que me quedé en el paso anterior, es decir, el de escarbo de la cabellera. En cualquier momento que me miren, me estaré tocando el pelo. Pero no lo arranco y les juro que es un alivio gigantesco. Sé que no estoy curada al 100%, pero, técnicamente, sí, porque nunca más me los arranqué. Puedo decir con propiedad que superé la tricotilomanía. Ahora, si tocarse el pelo compulsivamente tiene nombre, entonces padezco eso. Pronto haré un blog al respecto.
Sobre el proceso para curar la tricotilomanía, fueron distintos pasos, haré una entrada con cada uno de ellos, a ver si a ustedes -como a mí- los salva de la enfermedad más vergonzosa de todos los tiempos.

Gracias, mi extraña obsesión


Además de tricotilomaníaca, soy periodista. Hace tiempo que me rondaba la idea de crear un blog al que ojalá llegaran personas con mi mismo problema, buscando no sólo ayuda o soluciones, sino un espacio para desahogarse, porque esta enfermedad es solitaria. Es bastante difícil asumir abiertamente este problema, además de que es súper desconocido.
El domingo estaba tirada viendo tele, algo que nunca hago. Daban un programa que se llama "Mi Extraña Obsesión", un docu reality que contaba la historia de gente con manías raras, desde chuparse el dedo a los 23 años, hasta sentir que los zapatos son personas, pasando por la manía de sacarse el pelo. Cuando comenzó la historia de la chica que se arrancaba los pelos, mi atención se congeló de inmediato. Es que nunca había visto que se tratara el tema en la tele, aunque hay millones de personas que lo padecen.
La chica tenía una tricotilomanía bastante avanzada, tenía muchos pelones y usaba constantemente un pañuelo. Además, se comía la raíz del pelo. Tenía 23 años, una hija y una pareja. Visitó un terapeuta experto en el tema, llamado David Wartel (para que lo googleen si quieren) y él le dio el primer gran consejo, uno de los que me salvó también: cada vez que te arranques el pelo, cuéntalos. No saben lo increíble que es ese tip. Lo que sucede es que uno comienza a dimensionar el daño que se está haciendo. Yo llegué a contar 50 pelos por tanda. Cincuenta. Eso es muchísimo. Ese día, el que conté, me asusté y fue un buen escarmiento, efectivo, porque de verdad que me hizo replantearme todo.
Lamentablemente, el show se limitaba a mostrar los problemas, no sus soluciones. No mostraban a la chica rehabilitada, sólo tomas descriptivas de ella sentada en el baño, cayendo en su pequeña obsesión.
Por eso, porque muy pocas veces he visto lugares de encuentro o formas de ayuda, he creado este blog. Me gustaría que tú, que entraste aquí porque tienes este problema, me escribas, me digas qué sientes, qué te está pasando. Aunque no lo creas, pasé por lo mismo y lo estoy superando. No todo está perdido. Conversa conmigo, encontrémonos y apoyémonos. Te juro que no estás solo en el mundo.

Cómo empezó todo

Empecé a los 16, tuve un pensamiento poco lógico y bastante estúpido: mi pelo negro y grueso -que yo consideraba feo- podía volverse más bonito si arrancaba todos los pelos negros, gruesos e irregulares. Así partí sacándome como 20 ó 40 al día, no llevaba la cuenta, pero eran bastantes. Como no creí que fuera anormal, lo hacía en cualquier lugar: en mi pieza antes de dormir, en clases, en la micro. Dejaba una estela de pelos gruesos. Era un poco asqueroso.
El rito comenzó a ser el siguiente: escarbaba en mi cabeza con los dedos, buscando un pelo de textura irregular. Cuando lo encontraba, me lo tiraba para arrancarlo. Una vez fuera mi de cabeza, lo examinaba largo rato: su grosor, color y textura. Repetía esto muchas veces, durante horas. Los pelos que me sacaba los desechaba en el suelo o los juntaba con los demás que me había arrancado. Los miraba y tocaba, como si fueran un trofeo.
Con el tiempo me di cuenta de que no era algo normal, porque no podía evitar hacerlo, a pesar de que mi partidura se estaba ensanchando y se comenzaba a notar una pérdida de cabello. Entonces, me di cuenta de que tenía una adicción o manía. Me dio mucha vergüenza y pena y empecé a cuidarme de que nadie me viera cuando lo hacía. En el fondo sabía que estaba un poco loca. Así se convirtió en mi pequeño secreto. Hasta el día de hoy, sólo se lo he contado a una persona.
Entre los 16 y los 20 años fue más o menos así. A los 21 ya me odiaba y quería superarlo, pero no podía, la necesidad de tirarme el pelo era más fuerte que mi voluntad de dejarlo, a pesar de que racionalmente mi deseo era más poderoso. Hoy tengo 25 y hace un año y medio que dejé de hacerlo. Sin embargo, aún tengo algunos resabios que necesito dejar atrás. Estoy pensando seriamente en consultar un terapeuta, el problema es la vergüenza, pararme frente a alguien y decirle "es que me saco el pelo y no puedo evitarlo", suena tan demente. Ojalá existiera dios para darme fuerzas.

¿Qué es la tricotilomanía?


Padezco tricotilomanía. Lo padezco hace más tiempo de lo que sé el nombre de mi enfermedad. Básicamente, me arranco el pelo de la cabeza. Es un autoflagelo, me hace daño, pero no saben lo satisfactorio que es. Yo creo que es como una droga, lo más parecido a una adicción a estupefacientes. La misma conducta, los mismos daños, el mismo placer culpable. La diferencia está en que soy mi propio dealer y que no existen clínicas en las que nos internen para dejar de sacarnos el pelo.
Hay otras derivaciones, hay gente que se lo saca y se lo come. Y ahí se pone feo, porque además de tricotilomaníaco, eres tricofágico. El intestino no digiere los pelos, entonces se forman como bolas de pelo gigante que te pueden matar. Así que si te arrancas el pelo y te lo comes, el primer paso es no comerlo más. Te pueden salir cosas así.